Acerca de

Comenzaré por el principio, y ese fue a través de una nalgada un 24 de octubre de 1974 donde fui parte de la primer injusticia en este mundo, pues de un cálido ambiente en la panza de mi madre pasé a este mundo que pudiera parecer cruel pero que me ha permitido conocer a mucha gente valiosa como mi madre y mi abuelo quienes han sido pilares en mi vida.

Soy un muchacho educado y nadie podría negarlo pues desde que tenía un año y medio ingresé a la escuela, al Centro de Desarrollo Infantil (CENDI) de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, de donde pasé a la primaria del mismo nombre a la edad de 5 años (previo exámen de capacidades por no haber cumplido la edad mínima).

Mi infancia fue muy feliz llena de aventuras y desventuras y de problemas que he decidido olvidar pues aunque han formado mi carácter y me han hecho de cierta forma autosuficiente convertirían esto en un capítulo terrible de telenovela, así que los omitiré incluyendo un cambio de escuela primaria derivado del terremoto de 1985 que constituyó un gran golpe para mí.

Para mi formación secundaria acudí a la Escuela Secundaria Técnica #6 “Sor Juana Inés de la Cruz” donde viví unos de los mejores momentos de mi vida y me preparó para una gran incursión en la Vocacional 14 “Luis Enrique Erro” del Instituto Politécnico Nacional (IPN) donde inició mi incursión en la Informática y donde conocí a mis mejores amigos que hasta la fecha frecuento.

Posteriormente les comentaré que terminé (antes de que ella terminara conmigo) la Licenciatura en Ciencias de la Informática en la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Ingeniería y Ciencias Sociales (UPIICSA) del IPN.

No obstante que podrán leer mi trayectoria profesional en este blog, les comentaré un “detrás de cámara” del que escribe.  Comenzaré por confesar que decidí estudiar informática ante la imposibilidad de ser pintor y vivir para contarlo, y para no terminar mi vida sin fama alguna y terminar recibiendo un homenaje nacional post-mortum.

Verán que en realidad mi vida no ha cambiado del todo de ese destino del cuál quise escapar, sigo sin fama y sin homenaje post-mortum (afortunadamente aún no se da), pero esto suena distinto con el estómago lleno.

En fin, en mi etapa de estudiante llegó el momento en que me sentí en un dilema entre mi ente creativo y una teoría informática totalmente cuadrada y llena de bits y bytes, entre el ser que escribía poesía (si, poesía –hecho que muchos desconocen-) y que buscaba la libertad creativa y aquél formado entre líneas de código, prendido y apagado e inserto en reglas ya establecidas. Esto estuvo a punto de hacerme abandonar la carrera, pero un profesor me dijo: “la informática es lo que tú quieras”, ¿imaginan el poder de esta frase? Su poder creador me sedujo y me incitó a retar a la informática y moldearla a mi gusto y después de lograrlo soy un firme creyente de que como informáticos somos creadores pues nosotros creamos sistemas o aplicaciones como creemos que es mejor pero conllevamos la responsabilidad de usarlo responsablemente.

¿Qué nos separa de un pintor, un escultor ó un diseñador gráfico? A mi pensar sólo el medio de expresión y el producto porque todo deriva de un quehacer creativo, el mismo que muestra parte de nosotros.  En fin, dejando a un lado esta cuestión filosófica que no se si ha quedado lo suficientemente clara, era sólo un vehículo para decir que ese es el origen de haberme especializado en la informática cultural, pues es la que me ha llevado a cubrir esas dos personalidades y a entender de mejor forma lo que la cultura y la informática pueden aportar a la sociedad.

Además de lo anterior puedo decir que la vida me ha dado cierta tranquilidad para poder emprender diversas locuras en la vida pues ¿qué es la vida sin esas locuras que nos hacen darnos de topes, que a veces nos ponen en ridículo pero que disfrutas sobremanera cuando salen bien?.  Además me confieso adicto y admirador del arte popular del cual poseo una interesante colección, también colecciono monedas (herencia de mi abuelo) y en especial soles, pues el sol representa para mí el inicio de la vida pues sin él seríamos nada.

En fin, aquí podrán conocerme mejor que cualquier texto que yo escriba aquí, sólo deberán ser pacientes pues también tengo que trabajar y continuar con mis dosis de locuras, proyectos personales, familia, amigos, etc. mismos que en conjunto hacen de mí lo que ahora soy.

Rafael González Córdova